Vivir la Pascua

La vida cristiana gira en torno al misterio pascual. “Si Cristo no resucitó vana es nuestra fe” (1 Cor 15,14).

Resurrección que no solo es un recuerdo del pasado, sino que se sigue viviendo cada vez que se pasa “de la muerte a la vida” en nuestra historia actual.

En este tiempo pascual conviene preguntarnos qué gestos, qué signos, qué señales harían creíble para nuestros contemporáneos nuestra fe en la resurrección del Señor. Cómo decirles no solo con palabras, sino sobre todo con hechos, que la vida del Resucitado nos sigue impulsando hoy a comprometernos para transformar las realidades de muerte en realidades de vida.

Propongo algunas actitudes pero que cada cual señale las que crea que son más necesarias:

  • Defender la vida, toda vida y en toda circunstancia;
  • Ponerse del lado de las víctimas, de los que exigen sus derechos;
  • Cuidar la creación, casa común para toda la humanidad;
  • Apostar por una Iglesia sinodal, una Iglesia comunión, donde todos y todas puedan sentirse en igualdad de condiciones.

Los discípulos afirmaban: “Dios lo resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigos de ello” (Hc 3, 15) y hoy somos nosotros los que hemos de seguir dando este testimonio. El Señor nos lo confía, esperemos no defraudarlo.

Texto extraído de un artículo de Olga Consuelo Vélez, teóloga profesora en la Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia.

 

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