“Belén –señalan– es el lugar histórico donde nació el Príncipe de la Paz; sin embargo, “Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron” (Jn 1, 11). Belén es también el rostro de la división y el conflicto, lo que plantea ante nosotros un desafío y un compromiso para ayudar a construir y sanar, así como para trabajar por la unidad y la reconciliación”.
Es un mensaje de paz y esperanza aun en medio del conflicto y la violencia. Citamos algunas de sus plegarias por la paz.