Carta del Año 2020

El lema “Como a María, la primera discípula, danos un corazón que escucha y acoge, para hacer lo que Él nos diga”, une en este año 2020 a todas las personas que comparten el carisma de la Institución Teresiana.

Maite Uribe, directora de la Institución, en su Carta del año 2020 titulada “La singularidad del espíritu de Cristo” recoge la invitación a ser “singulares en lo interior y comunes en lo exterior” como oportunidad de profundizar en una de las características que definen para Pedro Poveda la identidad de las personas que, en su tiempo como en el presente, se sienten llamadas a colaborar en la misión de la IT.

La directora de la IT se pregunta “¿Cómo leer los signos de los tiempos para poder asumir caminos de humanización juntamente con los hombres y mujeres de buena voluntad con los que compartimos nuestro vivir más cotidiano?”.

En medio de las preocupaciones y dificultades que hoy se nos presentan como urgentes: el cambio climático, las migraciones, las desigualdades, la situación de las mujeres y las familias… se nos da la oportunidad, como al buen samaritano del evangelio, de cambiar de mirada, de rumbo, de centro de interés y hacer al otro, por amor, un prójimo, un hermano.

“Singulares en lo interior y comunes en lo exterior, señala Maite Uribe, significa atravesar caminos, cruzar miradas, arriesgar encuentros, y buscar el rostro del que nadie mira, para, poco a poco, llegar a sentir y ser su prójimo, su hermano”.

La Carta que va a guiar y acompañar a los miembros de la IT en este año, también se ofrece a colaboradores y a todas aquellas personas que encuentran en este carisma inspiración y orientación para su vida cotidiana.

Vivir insertos

El contenido desarrolla afirmaciones centrales del fundador para definir la fisonomía de su obra y la identidad de sus miembros, a los que pide una vida espiritual intensa, centrada en Jesucristo y su evangelio.

La singularidad del espíritu de Cristo lleva a vivir insertos, “como el común de las gentes” en la cultura y la historia, con una fe profética y sapiencial.

Como en el encuentro de Jesús con la Samaritana, la tarea que se nos pide hoy es conocer “los pozos” hacia los que van las personas cuando se encuentran cansadas o buscan sentido.

Aprender de María

María de Nazaret es ejemplo de estas actitudes y de verdadera singularidad y solidaridad. Así, la Carta de 2020 de la directora de la IT dedica sus últimos párrafos a María “la primera discípula”, la que dijo sí a la Encarnación, se puso al lado de los pobres en el Magníficat, y permaneció de pie junto a la Cruz de su Hijo, con confianza en la resurrección.

“Pedro Poveda -señala Maite Uribe- nos invita a una ‘modalidad inconfundible’ en nuestra relación con María”… modalidad que “ojalá descubramos” para “aprender de María a encarnar la singularidad del espíritu de Cristo con un estilo de ser y de actuar que dará fecundidad, firmeza, solidez, sabor y gusto de Dios a nuestro vivir cotidiano”.

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