En este tiempo de confinamiento por la pandemia, que en algunos países del mundo empieza a difuminarse, en otros aún tiene cifras preocupantes y en todos deja secuelas y heridas profundas, los creyentes de las distintas religiones hemos experimentado una fe sin templos, sin ministros y sin ritos guiados.
La fe, activa en la cuarentena

Hemos vivido y celebrado la fe en las iglesias domésticas y Dios ha estado ahí presente, nos toca extraer consecuencias.
Sobre todo, hemos buscado la fe ante los casos de enfermedad y muerte, las pérdidas de empleo, de recursos, de futuro. La oración ha acompañado el dolor, la incertidumbre, la esperanza de este largo periodo inédito.

También en la Iglesia católica hemos vivido la Cuaresma, Semana Santa, el Tiempo Pascual y ahora la fiesta de Pentecostés, de un modo diferente.

Como en otras parcelas de la vida, los medios digitales han irrumpido y la difusión de celebraciones religiosas por canales de internet se ha disparado.
El Papa Francisco ha estado muy presente a través de los medios que se han hecho eco de las celebraciones litúrgicas y de sus llamadas a la solidaridad, a la generosidad y al cuidado de los que más lo necesitan.
En este contexto, la Comisión de Teólogas de América Latina de la Institución Teresiana nos ofrecen también algunas de sus reflexiones de este tiempo que hemos recogido en un pdf que se puede descargar y compartir.